un poco mas de historia

30.05.2014 10:30

Acudiendo a los libros de historia del Archivo Municipal, se puede comprobar que no siempre San Juan del Monte ha estado bien visto por todos los gremios de la sociedad mirandesa, ya que las fiestas han estado en varias ocasiones a punto de ser eliminadas por diferentes motivos, estando varias veces la Iglesia por medio. Hay que irse hasta 1620 que es cuando está registrado el primer enfrentamiento por intentar erradicar la festividad, pues en ese año hubo un motín contra el Corregidor Don Esteban de Carvajal, que a punto estuvo de eliminar la romería. No obstante, esta no sería la ocasión en la que más peligró su desaparición y es que la mayor tensión se mascó en 1646 cuando el obispo de Calahorra, Don Juan Piñero Osorio, acusó a los romeros de inmorales por beber y comer durante el trayecto a la ermita. Fue entonces cuando decidieron trasladar el peregrinaje hasta la iglesia de Santa Marina de Bardauri. Piñeiro no solo consiguió que acortasen la romería sino que abrió la veda para que los hombres y las mujeres no desfilaran juntos y tuvieran que ir separados en dos hileras mientras realizaban oraciones y sin mantener conversación alguna. Una condena para los sanjuaneros que se mantuvo viva hasta 1794. Como diría Don Quijote, “amigo Sancho, con la iglesia hemos topado” pues esto no se quedó así, ya que fue en ese mismo año cuando Juan Antonio de los Tucros, arzobispo de Burgos, prohibió la fiesta y mandó destruir la ermita y trasladar la imagen del santo a un lugar más oportuno. Esta acción no impidió que se subiese al monte porque, a pesar de que destrozaron la ermita, grupos de mirandeses continuaron subiendo a San Juan. Una edificación religiosa que no corresponde a la actual ya que la ubicación de ese templo quedó en el oído y hoy en día se discuten las distintas zonas en las que podría haberse hallado.Actualmente, San Juan se ha convertido en una fiesta rompe rutinas y cuenta cada año con más aceptación entre la ciudadanía mirandesa que ve como en cada edición hay más actividades para estar en la calle; unas fiestas para vivir por unos días en armonía con familia y amistades olvidándose de los problemas que nos afectan en esta dura etapa que nos está tocando vivir.

Visto bueno del clero

Corría el año 1963 cuando las fiestas de San Juan del Monte se ganaron la admiración del clero, porque hasta entonces habían intentado eliminarlas en varias ocasiones. Cuando se predisponían los sanjuaneros a bajar de la Laguna conocían el fallecimiento del Papa Juan XXIII, momento en el que en señal de duelo las cuadrillas enrollaron sus pancartas, mandaron callar la música de las charangas y decidieron volver a Miranda en silencio.